Una cicatriz es una lesión que se produce en la piel. Es una marca que queda en la dermis tras la regeneración cutánea de un tejido dañado (herida, cirugía, enfermedad, acné…). La cicatriz constituye un problema estético, y psíquico para aquellos que la sufren.
Los pacientes con cicatrices visibles (zona de la cara, manos, piernas) sufren depresión, ansiedad e inseguridades. Hoy es posible borrarlas de la piel, y en los casos más complejos, se consigue suavizarlas con novedosas técnicas mínimamente invasivas, que en muchos casos, se evita el paso por el quirófano. Aunque esto no siempre ha sido así, hace unos años la única forma de corregirlas era mediante cirugía estética, y los resultados no siempre eran satisfactorios.
Cicatrices más habituales
Existen diferentes tipos de cicatrices en función de aquello que lo ha originado y el modo en que se regenera la piel. Las más habituales son:
Cicatrices planas: Son las más habituales y son superficiales, están en la capa más superficial de las dermis y se reparan espontáneamente sin dejar ninguna marca en la piel.
Cicatrices anómalas. Dentro de este grupo distinguimos dos: cicatrices abultadas (hipertróficas) o queloides (un crecimiento exagerado de la piel). Aparecen cuando se interrumpe el proceso de aparición de un nuevo tejido conjuntivo en el que este se sustituye por un tejido de menor calidad y además el colágeno tarda más en reestructurarse.
